En medio de la nostalgia un día, mientras hablaba de la vida con alguien el cual conozco hace 13 años, se me salió esa maravillosa pregunta, ¿a dónde va el pasado, que es?
No quiero que mi primera impresión para los que están leyendo esto sea que soy una persona obsesionada con teorías conspirativas o algo parecido, aunque no esta demas pensar en los universos paralelos. Pero esta vez solo quiero ver esto de una manera más sentimental.
¿A dónde va el pasado? Siempre me pregunto dónde termina lo que ya vivimos, lo que ya fue, lo que ya no es; ni será. Mi cabeza recorre esas preguntas palabra por palabra de principio a fin. Quiero pensar que se va a otro planeta y que yo estoy viviendo eso en algún otro lado de este universo.
¿No se han preguntado qué estará haciendo su yo de niño, qué cosas estará conociendo que ya conoces tú, si estarán viviendo esa vez que se rasparon la rodilla y lloraron porque tocó curarla con alcohol o aquella vez que regresaron a casa después de un día largo de juegos y nos recibía el aroma de la cena? Quizás los que pensamos en eso solo seamos víctimas de la nostalgia y los recuerdos, pero no está demas pensar también en qué estábamos haciendo; en qué estamos haciendo y en qué estaremos haciendo. Después de todo, morimos por saber el futuro, vivimos nuestro presente y visitamos nuestros recuerdos.
Los recuerdos son como pequeños videos cortos que se reproducen en nuestra cabeza, gracias a la capacidad del cerebro de hacerlo, como si en nuestra mente estuviera un pequeño proyector el cual se prende y nos hace sentarnos a ver lo que solíamos hacer, lo cual es pasado, como una especie de función de cine, en la cual somos los protagonistas pero también espectadores.
Por eso, todas esas memorias, todos esos sentimientos, ¿a dónde van?
¿El pasado es todo eso? Lo que no vuelve y se extraña o no, que está mejor ahí donde está.
¿Se quedan en nuestro corazón? ¿Alma? ¿O en nuestra mente? En fin, sé que algunos quisiéramos volver a él y otros están felices de que el pasado esté lejos de ellos, pero estas palabras son para quienes lo quieren de vuelta.
Muchos queremos el pasado cerca ya que en él se quedaron personas, cosas y sentimientos importantes o momentos que ya no pueden volver, como aquella vez que comimos nuestro último dulce de la niñez favorito por última vez o ese abrazo que le dimos a alguien que ya no está. Pues quiero pensar que ese abrazo aún existe, en alguna parte, en algún lugar del universo o como le queramos decir, está pasando una y otra vez.Y creo que ese debería ser el “confort” de los nostálgicos. No es que quiera decir que no podemos sentir algo de pena o tristeza por las cosas que ya no pueden volver, pero al menos que nos quede la satisfacción de saber que pasó.
Todo puede volver y más si está destinado a permanecer en lo que sigue de tu historia como persona, y lo que no, solo nosotros sabemos por qué no está con nosotros. Solo nos queda aprovechar el privilegio que nos da la nostalgia y el pasado, que, al menos no físicamente pero sí de manera mental, podemos volver a él. Claro, no está demás mencionar que el pasado que lastima y no permite seguir con nuestro paso diario, definitivamente debe enterrarse; aunque es más que obvio que cuando la noche caiga, nos escabulliremos por nuestra mente para visitarlo y no porque los nostálgicos seamos masoquistas y querramos volver a lo malo, simplemente es nostalgia.
A continuación después de tanto divagar e intentar llegar a una conclusión, la cual no puedo llegar a tener yo sola, pero al menos si se pueden examinar los puntos de mi pregunta, los cuales serian:
¿Qué es el pasado entonces?” Momento o suceso que ya ocurrió y no forma parte del presente, es decir ya no nos pertece físicamente.
“¿Y a dónde va entonces?”
A donde quien lo haya vivido decida en dónde, un altar en nuestra mente, un basurero o a un universo paralelo.
Todo esto ya lo sabíamos, pero, ¿y si quiero que mi pasado vuelva? ¿Cómo me siento si decido dejarlo en mi presente? Lo dejaré a criterio propio ya que somos dueños de nuestros recuerdos
Si llegaste hasta aquí, muchas gracias por leer. Espero que hayas conectado conmigo.
De ustedes, aye.